Índice de El anarquismo individualista, lo que es, vale y puede, por E. ArmadCapítulo anteriorCapítulo siguienteBiblioteca Virtual Antorcha

CAPÍTULO III

La anarquía y sus orígenes

Aclarando una confusión

Parecerá que después de haber hablado de los reformadores o transformadores de la sociedad, bajo el triple carácter religioso, legalitario y económico, la lista quede completa; pero examinando a fondo los proyectos propuestos, pronto se apercibe una laguna: los reformadores religiosos consideran al individuo como instrumento de la divinidad, los legalistas como función de la ley y los socialistas como máquina de producir y consumir. Ninguno le da valor personal por sí mismo, sino como responsable ante las abstracciones que cada uno sostiene, pretendiendo hacer de él el fin de sus designios. A llenar el vacío individual viene precisamente el anarquismo. Mucho se ha divagado sobre el valor y la significación del movimiento anarquista. Con razón o sin ella se le ha catalogado, asimilándolo al terrorismo y al nihilismo, uniéndolo al socialismo y formando su vanguardia, englobándolo al sindicalismo revolucionario y haciéndolo sinónimo del individualismo. Se le ha hecho proceder de Babeuf, Saint-Simon, Fourier, Proudhon, de la Internacional y del cristianismo original.

Vamos a intentar aclarar esta confusión, deseada por algunos y explotada por otros. No pretendemos formular un dogma o proporcionar las bases de un código anarquista. Nuestro plan rechaza toda idea de explusivismo, pues consiste en presentar opiniones, tesis y hacer conclusiones que se pueden verificar para ser admitidas o rechazadas.


Definiciones: anarquía, anarquismo, anarquista

El vocablo anarquía viene de dos palabras griegas que significan negación o ausencia de gobierno; de autoridad, de mando. En el sentido de desorden no nos interesa, pero debemos reconocer que la significación de reglamentación le es completamente exótica. Según su fisonomía verbbal el término anarquía es esencialmente negativo o crítico, y nunca positivo o constructor. Sin embargo, por extensión se le ha hecho designar una concepción filosófica de la sociedad, sin obligación ni sanción autoritarias.

El anarquista es el protagonista o realizador de las ideas y de los hechos consiguientes a la anarquía, y el anarquismo no es más que el procedimiento, la descripción ideal, el punto esencial especulativo y práctico para llegar al más allá.

Creemos que prácticamente puede considerarse como anarquista a todo el que después de una reflexión seria y consciente, rechaza toda coerción gubernamental, intlectual y económica, o sea toda dominación, cuyo corolario económico es la explotación del hombre por el hombre, del hombre por el medio o del medio por el hombre.


Orígenes del anarquismo

El primer anarquista fue sin duda el que deliberadamente reaccionó contra la opresión de otro individuo o de una colectividad. Por esto es fácil definir el orígen histórico del movimiento anarquista. la leyenda y la historia citan a Prometeo, Satán, Jesús, Epicteto, Diógenes, Robin Hood, considerados bajo diferentes aspectos tipos anarquistas. Los principios filosóficos del anarquismo actual parecen remontarse al Renacimiento, o más exactamente a la Reforma, que abriendo los espíritus al libre exámen en materia bíblica, traspasó el límite de sus iniciadores y condujo a la difusión de la crítica en todos los dominios intelectuales. Nació el libre examen; pero, en lugar de desarrollarse hasta la crítica racional de las instituciones y de las convenciones humanas, quedó convertido en un medio político, no siguió el impulso de sus más decididos propagandistas y se retardó en la disección de las fábulas pueriles, sobre las que los cristianos ortodoxos edificaban sus creencias.

Llegó, por fin, el movimiento anarquista, completando y acabando la obra del libre pensamiento, sometiendo al análisis individual los reglamentos, las leyes, los programas de la enseñanza, las condiciones económicas y las relaciones sociales de toda clase, alcanzando a ser definitivamente la oposición más peligrosa que han encontrado las tiranías gubernamentales.


El anarquismo y la Internacional

Inexactamente se pretende hacer depender la historia de la anarquía del movimiento obrero que, bajo el nombre de la Internacional, floreció hacia el fin del reinado de Napoleón III. El odio yn las invectivas con que el gran profeta del socialismo, Karl Marx, persiguió a Miguel Bakunin, no tuvo por causa divergencias profundas intelectuales o éticas. Bakunin y sus amigos fueron expulsados de la Internacional porque se mostraron federalistas, descentralizadores, insurreccionales, hostiles a la forma estadista o a la conquista parlamentaria a que se inclinaba la actividad socialista. Los amigos de Bakunin, los federalistas, se proclamaron abiertamente colectivistas, y algunos de ellos reprochan hoy al socialismo de haber acaparado este calificativo. Tradujeron y propagaron en los países mediterráneos la obra de Marx, El Capital. Ciertamente, Bakunin fue un anarquizante, violento con frecuencia y profundo a veces, bastante más que no lo han sido muchos de sus continuadores; pero si se estudia detenidamente el movimiento de la Federación Jurasiana, se encontrarán todas las reminiscencias del socialismo de antaño, creencias en la igualdad, en la fraternidad humana, ideas de solidaridad y amor universales, sociedad futura, revolución salvadora y transformadora, concepciones todas que el anarquismo somete al análisis individual, a pesar de que específicamente nada tienen de anarquistas. La verdad es que los federalistas de la Internacional se mostraron anarquizantes en cuanto a la concepción de la táctica y de la organización del movimiento socialista y nada les diferenciaba de los socialistas revolucionarios de entonces.


El anarquista y la sociedad

Fuera del partido y antítesis viviente del socialismo, como esperamos irlo demostrando en el trascurso de estas páginas, los anarquistas se encuentran en completo desacuerdo con la sociedad actual. En todo momento y ocasión hacen valer su personalidad y no se dejan arrastrar por la necesidd, la envidia, el prurito de parecer que caracteriza a los hombres de nuestros días. En primer lugar, el anarquista está en camino de ser, y si niega la ley, se levanta contra la autoridad de sus reporesentantes, contra los actos ejecutivos de la sociedad, es porque afirma poder servirse de su propia ley y encontrar en sí mismo el resorte necesario para conducirse sin ninguna intervención exterior.

Las sociedades donde el anarquista se desarrolla, necesitan para perpetuarse, para continuar existiendo, el auxilio de diversas especies de autoridad, como son: Dios, ley, riqueza, consideración, respectatibilidad, historia de los antepasados y toda clase de programas. El anarquista lo examina y considera todo, acepta o renuncia, según que las ideas propuestas o expuestas, estén de acuerdo o no con su concepción de la vida o sus aspiraciones individuales. En fin, todos los hombres se conforman con ser determinados por el medio y, en cambio, el anarquista se esfuerza bajo las reservas inevitables de orden físico, en determinarse por sí mismo.

Índice de El anarquismo individualista, lo que es, vale y puede, por E. ArmadCapítulo anteriorCapítulo siguienteBiblioteca Virtual Antorcha